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Diccionario Empresarial

Fondos propios

La financiación propia, o fondos propios, se obtiene como consecuencia de las aportaciones que realizan los propietarios de la organización y de los beneficios que no son repartidos en forma de: dividendos, impuestos, etc., sino que son retenidos en el seno empresarial. El papel que éstos desempeñan en la empresa es el de financiar bienes y derechos durante un plazo superior al año. 

Los fondos propios están formados por las aportaciones realizadas por los dueños de la empresa y por los beneficios que ésta ha generado a lo largo de su trayectoria y no han sido distribuidos. Los fondos propios conforman el núcleo del denominado patrimonio neto, que lo componen las siguientes partidas: 

  • Capital: En esta masa patrimonial se recogen todos los desembolsos realizados por los propietarios (partícipes o accionistas) de la empresa para financiar su actividad. Esta cifra adquiere vital importancia en el momento en que se el principal indicador de solvencia de la empresa frente acreedores, ya que este importe garantiza que éstos podrán cobrar las deudas que puedan tener en caso de que la empresa entrara en una situación económica desfavorable.  
  • Reservas: son recursos acumulados por la empresa derivados de su actividad (beneficios no distribuidos) que se utilizan para su financiación. Estas aportaciones pueden ser realizadas tanto en el momento de la constitución de la empresa como en momentos posteriores. 
  • Prima de emisión: Es el sobreprecio que se paga por una acción o participación respecto a su valor nominal.  
  • Resultado del ejercicio: cuenta 129 (antes conocida como Pérdidas y Ganancias), esta partida muestra el beneficio obtenido por la empresa en un ejercicio económico, y es resultado de restar los ingresos (grupo 7), de los gastos (grupo 6). La subcuenta 129 puede aparecer tanto en el debe como en el haber, en función de si la empresa arroja un resultado del ejercicio positivo (beneficio), o negativo (pérdidas). 
  • Resultado de ejercicios anteriores: Incluye el saldo acumulado de los ejercicios económicos anteriores. El saldo puede ser positivo por el remanente acumulado en la obtención de beneficios empresariales no distribuidos, es decir, el beneficio que no se ha destinado a reservas o al reparto de dividendos de los accionistas, o negativo por las pérdidas obtenidas durante distintos ejercicios que estén pendientes de compensar con beneficios futuros. 

Los fondos propios de una sociedad también son importantes de cara a poder acogerse a incentivos fiscales tales como los derivados del incremento de la reserva de capitalización o la reserva de nivelación.  

Los contribuyentes del impuesto sobre sociedades tendrán derecho a una reducción en la Base Imponible de su ejercicio siempre que haya realizado un incremento en sus fondos propios. En concreto la reducción será del 10 por ciento del importe del incremento de sus fondos propios, siempre y cuando cumplan, además, una serie de requisitos.  

Por otro lado, la reserva de nivelación solo la podrán aplicar las entidades de reducida dimensión.  Las entidades podrán minorar su base imponible positiva hasta el 10 por ciento de su importe. Esta reducción de la Base Imponible no significa que no va a tributar, si no que se adicionará a la base imponible de los periodos impositivos sucesivos, siempre que el contribuyente tenga una base imponible negativa, y hasta el importe de la misma

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